lunes, 11 de mayo de 2009

Prólogo (parte 2)

La anterior es sólo una situación hipotética que busca despertar en usted, seguramente perturbado lector, una inquietud que quizá, hasta este momento, nunca habitó su conciencia. Si el día de mañana los muertos decidieran levantarse de sus lechos y avalanzarse voraces sobre usted y su familia, si una sola mordida fuera capaz de acabar con su vida y convertirlo en un cadáver hambriento caminante, si todo lo que viera a su alrededor fuera muerte, sangre, y hordas de zombies asesinos, ¿qué haría? ¿Siente usted que es capaz de protegerse a sí mismo y a sus seres queridos del holocausto caníbal en ciernes?

La irrupción de una epidemia como la descripta no se ha producido aún, o al menos no ha llegado a conocerse, pero las probabilidades de que se suscite dentro de un período de tiempo no muy largo no pueden ser descartadas. En tiempos como los actuales, en los que las amenazas de epidemias de todo tipo de enfermedades virósicas e infecciosas, en los que la contaminación del medio ambiente en el que vivimos y en el que las concentraciones urbanas alcanzan niveles inimaginados, una episodio como éste no es díficil de concebir. En el peor de los escenarios, la vía de contagio estará garantizada, la expansión de la epidemia será sumamente acelerada gracias al congestionamiento humano en las ciudades, y las fuerzas gubernamentales del orden se verán desbordadas (además, sabemos, ignorarán el problema hasta que sea ya tarde). Más allá de lo imaginable, de las conjeturas que podamos arriesgar, hay algo de lo que estamos seguros: los muertos vivos querrán nuestra carne, y nada los detendrá en su cacería sangrienta. Es por ello que es nuestra responsabilidad, por nuestro bien y el de los que nos acompañan, estar preparados para afrontar esta situación de forma de garantizar nuestra supervivencia. Sólo los más preparados, aquellos que sepan enfrentar el apocalipsis con firmeza e inteligencia, serán los que salgan con vida de la debacle, salvando junto con ellos a los grupos encargados de la reconstrucción de la sociedad que sobreviva. A lo largo de los artículos que iremos publicando trataremos de cubrir los tópicos más relevantes en el tema, tanto en el sentido estratégico como en el psicológico, ya que como en toda situación extrema los seres humanos deberemos enfrentarnos también a nuestros propios miedos e inseguridades.

La supervivencia de la raza humana depende de nuestro reconocimiento del peligro y de la toma de conciencia acerca de la preparación necesaria. El tiempo apremia, los signos de que el momento está cerca son numerosos, y debemos actuar rápido. Esperemos que todavía no sea tarde para ello.

3 comentarios:

  1. Si algun miedo incierto me faltaba, era èste. Muy logrado, procurarè estar atenta.

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  2. Como va tanto tiempo??
    Llegue a tu blog de casualidad pero bue.., queria dejar el comentario, saludos!

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  3. Hola! Me parece que falta una actualización ;)
    No nos dejes desprotegidos!
    Beso grande..

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